Resumen:
Este trabajo académico se adentra en el estudio teórico del crecimiento de la
inteligencia emocional durante la etapa preescolar de los niños. Se argumenta que la
regulación de las emociones no ocurre directamente, sino que se lleva a cabo mediante
procesos cognitivos y comportamentales. La maduración emocional durante la niñez
temprana es crucial para el desarrollo de una salud psicológica sólida, avanzando a medida
que los niños aprenden a expresar sus emociones en las interacciones con sus padres,
compañeros y educadores. Desde su nacimiento, los bebés expresan emociones básicas como
incomodidad, disgusto, interés y alegría mediante gestos faciales. Al avanzar en su primer
año de vida, comienzan a manifestar emociones más definidas, incluyendo alegría, tristeza,
miedo e ira. En una etapa posterior, alrededor del segundo o tercer año, se desarrollan
emociones más complejas o secundarias, como el asombro, el orgullo, la culpa y la
vergüenza, lo cual señala momentos cruciales en el proceso de formación emocional y social
del infante.