Resumen:
El desarrollo integral de los niños en sus primeros años es crucial para su bienestar físico,
emocional y académico. Un programa efectivo de educación temprana, desde el nacimiento
hasta los tres años, busca potenciar el crecimiento fundamental de los niños y respaldar a las
familias en su preparación para esta etapa. Su objetivo principal es garantizar el desarrollo
pleno de cada individuo desde sus primeros años, asegurando un entorno familiar adecuado
y fomentando un clima propicio para su satisfacción personal. La educación temprana no
solo se centra en el desarrollo cognitivo, sino que también promueve la autoconciencia del
niño a través de experiencias y oportunidades que estimulan su desarrollo psicológico,
lingüístico, motriz y afectivo. Además, facilita la interacción social, alentando la
participación del niño en actividades que fomentan la integración familiar, comunitaria y
escolar. Esta educación amplía su comprensión del entorno mediante una variedad de
espacios, como guarderías, centros de atención diurna y programas de estimulación
temprana, lo que enriquece su aprendizaje y habilidades para abordar su entorno.