Resumen:
El dibujo infantil se destaca como una manifestación artística multifacética,
susceptible de ser analizada y apreciada desde una variedad de perspectivas
profesionales. Esta actividad no es meramente recreativa; más bien, se erige como
una herramienta significativa en el ámbito del trabajo, proporcionando información
valiosa y exploratoria que a menudo permanece oculta a simple vista. El dibujo en
los niños se revela como un lenguaje excepcionalmente rico y único, capaz de
trascender las limitaciones del lenguaje verbal. Es una vía de expresión y de
articulación del pensamiento especialmente significativa en la infancia. Los niños
descubren el dibujo desde una edad temprana y, junto con el juego, se convierte en
una forma de expresión natural e intrínseca. Más allá de ser meros garabatos,
colores o figuras, los dibujos de los niños constituyen un elemento crucial en su
desarrollo. Estos dibujos no solo reflejan su creatividad, sino que también actúan
como un medio de comunicación no verbal poderoso. A través de sus dibujos, los
niños intentan comunicarnos aspectos que, quizás, no puedan expresar
verbalmente. En este sentido, el dibujo se convierte en un indicador revelador de lo
que experimenta un niño en su proceso evolutivo y de desarrollo, ofreciendo una
ventana única a su mundo interior, pensamientos y emociones.